A lo largo de la historia, la definición de la muerte ha evolucionado paralelamente a los avances médicos. Hace sólo unas generaciones, un infarto se consideraba el final absoluto de la vida porque no existÃa ningún tratamiento para volver a poner en marcha el corazón. El desarrollo de la reanimación cardiopulmonar (RCP), la desfibrilación y la ventilación artificial cambió esta situación por completo. Lo que antes se consideraba irreversible pasó a ser reversible gracias a las nuevas tecnologÃas. Este cambio continuo ha demostrado que la muerte no es un momento fijo, sino un proceso que puede, al menos en parte, retrasarse o incluso invertirse.
La medicina moderna distingue entre distintas fases de la muerte. La muerte clÃnica se produce cuando cesan la respiración y la circulación sanguÃnea. En este punto, los tejidos permanecen vivos durante varios minutos y a menudo es posible la reanimación mediante RCP. La muerte legal es la declaración formal hecha por un médico cuando las funciones vitales han cesado según las normas médicas vigentes. La muerte biológica se produce cuando las células empiezan a descomponerse y los tejidos pierden su estructura, lo que marca el inicio de la descomposición.
La criónica añade otra perspectiva: la definición informacional-teórica de la muerte. Según este concepto, una persona sólo está realmente muerta cuando la información que codifica su identidad, recuerdos y personalidad en el cerebro ha sido destruida más allá de su posible recuperación. Mientras esa información se conserve fÃsicamente, la persona podrÃa, en teorÃa, ser restaurada en el futuro, una vez que la ciencia desarrolle las herramientas para reparar y revivir el tejido dañado.
En la práctica, la criónica opera dentro de esta "ventana" entre la muerte legal y la muerte informativa-teórica. Inmediatamente después de declararse la muerte legal, equipos especializados inician el proceso de crioconservación. El cuerpo se enfrÃa y se perfunde con sustancias protectoras que sustituyen a la sangre y evitan la formación de hielo. Esta intervención estabiliza las estructuras celulares y preserva la intrincada arquitectura del cerebro.
El concepto se ilustra en el siguiente gráfico, conocido como la ventana de la criogenia. Muestra las etapas de la vida a la muerte y dónde encaja la crioconservación dentro de ese proceso. Cuanto antes se inicie el procedimiento tras la muerte legal, mayor será la calidad de la preservación y la posibilidad de reanimación en el futuro. Lo ideal serÃa que la criopreservación comenzara justo después de la muerte clÃnica, cuando todas las estructuras biológicas están aún intactas. Sin embargo, las leyes actuales exigen la declaración de muerte legal antes de poder iniciar cualquier procedimiento. Esto crea un pequeño pero crucial retraso en el que la calidad de la preservación disminuye gradualmente. Una vez que el proceso de descomposición biológica avanza demasiado y se pierde la estructura informativa del cerebro, la persona alcanza el punto de muerte informativa-teórica, más allá del cual la recuperación ya no es posible en principio.
Entender la muerte en estos términos cambia la forma de ver la criogenia. Se pasa de la pérdida inmediata de las constantes vitales a la conservación de la información. Al intervenir dentro de la ventana criónica, el procedimiento pretende mantener la continuidad fÃsica e informativa de la persona hasta que la futura tecnologÃa médica pueda restaurar lo que hoy sigue fuera de su alcance.