Tras el enfriamiento inicial, se inicia la perfusión de crioprotectores de baja concentración a través de la canulación aórtica. La perfusión y el enfriamiento continuado se realizan con una máquina cardiopulmonar. A medida que el paciente sigue enfriándose, se perfunden concentraciones más fuertes de soluciones crioprotectoras hasta que la concentración es lo suficientemente alta para la
vitrificación. La temperatura final alcanzada durante la crioprotección es de -76°C (temperatura de hielo seco). En este punto se detiene la perfusión y el objetivo es mantener la temperatura.