Entrevistamos a un experto sobre las posibilidades y riesgos futuros de la inteligencia artificial.
Gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas, la inteligencia artificial se ha convertido en una realidad que no podemos evitar. La cultura pop ha destacado a menudo sus posibles peligros (pensemos, por ejemplo, en Matrix). Sin embargo, el potencial que encierra es incuestionable. Bien ejecutada, la inteligencia artificial podría transformar el mundo en el que vivimos positivamente. En Tomorrow estamos entusiasmados por ver qué puertas abrirá la IA a la humanidad en los próximos siglos. Estamos sentando las bases del futuro. Un futuro en el que, gracias a la criopreservación, podríamos elegir cuánto tiempo nos gustaría vivir
Para comprender mejor el potencial de la IA, entrevistamos a uno de nuestros brillantes exponentes de Biostasis2021. Rafael Hostettler es el fundador y director general de la empresa de robótica de telepresencia humanoide Devanthro. Él y su equipo trabajan en la creación de robodies: cuerpos artificiales que tienen todas las cualidades de un cuerpo humano sin su fragilidad. El objetivo es superar el límite humano marcado por la muerte biológica. Mientras nuestro cuerpo se degrada, nuestra mente puede cargarse digitalmente en una especie de Nube. Desde allí, se puede conectar a los robodies, permitiéndonos estar donde queramos, controlando un cuerpo que tiene una gran variedad de capacidades que somos capaces de crear. Veamos la visión de Rafael Hostettler sobre la IA.
Siempre he sentido curiosidad por saber cómo funcionan las cosas. Uno de los objetivos y motivaciones de mi vida para seguir vivo indefinidamente es poder crear un modelo de todas las cosas posibles. La cognición y la inteligencia son especialmente interesantes en este sentido por dos razones. En primer lugar, me gusta lo meta, y entender cómo usar la inteligencia para construir un modelo de inteligencia es lo más meta posible. En segundo lugar, la inteligencia (incluida la inteligencia encarnada) es un proceso verdaderamente maravilloso, en el sentido de que está dando lugar a la mayor densidad de artefactos novedosos de la historia. Si miramos a nuestro alrededor, todo -la mesa, la casa, el monitor, la taza, el automóvil, pero también las películas, el software e incluso la política mundial- son artefactos creados por nuestra inteligencia. Combinamos la construcción de modelos (por ejemplo, entender la física de algo) con la generación de artefactos (aplicar una combinación de muchos modelos para construir una cosa nueva). Para una persona curiosa que busca continuamente la novedad, el poder creador de la inteligencia es un tema de estudio muy tentador. Por tanto, no ha habido una persona que haya despertado mi interés por la inteligencia, ni un momento concreto, sino que la propia naturaleza de la inteligencia ha ido manifestando mi interés por ella a lo largo del tiempo.
Músculos, piel y su increíble nivel de integración. El tejido muscular es un material fascinante. Nos permite construir "motores" de forma arbitraria y con tamaños arbitrarios. En el fondo, los músculos de una mosca y los de una ballena azul funcionan de la misma manera, a pesar de la diferencia de tamaño y fuerza generada. Además, los músculos están muy bien enhebrados, lo que permite un control muy preciso de su contracción. En cambio, cuando se construye un robot clásico, hay un montón de componentes rígidos que hay que encajar en algún sitio: los propios motores, su electrónica de control, los cables, los engranajes, las sujeciones. Esto lleva a un montón de piezas rígidas para transmitir las fuerzas generadas en los motores a las articulaciones, lo que a su vez impulsa la mayor parte de los requisitos de diseño y conduce a los aburridos robots de hojalata de hoy en día.
Si comparamos esto con la configuración muscular de la cara humana, simplemente no hay forma de generar este conjunto de contracciones con ninguna tecnología de motores que podamos construir en este pequeño espacio. (Todos los robots con caras móviles utilizan el espacio del cráneo donde tenemos el cerebro para poner motores). Y luego viene la integración en la parte superior. No sólo tenemos un complejo entramado de músculos, sino que los tenemos cubiertos con un material inteligente que detecta el tacto, la presión, la temperatura y los daños: la piel. Todos esos datos de los sensores se transmiten, se filtran, se analizan, se les da sentido (no sólo en el cerebro) y, a partir de ellos, se generan nuevas señales de control para los músculos. Y esta configuración funciona para todos los animales.
Estar cargados crearía una explosión de nuevas experiencias y posibilidades. Además de volvernos atemporales, seremos libres de elegir todos los aspectos de la representación física de nosotros mismos: un día un cuerpo con forma de delfín para explorar las profundidades de nuestro océano, al siguiente un humano y mañana una nave espacial... Con el acceso directo al homúnculo podemos transformar la forma en que percibimos la realidad. Actualmente, percibimos una franja muy limitada de la realidad. La luz tiene una longitud de onda de entre 400 y 700 nm, las ondas de presión en el aire oscilan entre 20 y 20.000 Hz, el olfato 400 tipos de sustancias químicas y el gusto 5. ¿Y si pudiéramos percibir un espectro mucho más amplio de todo, y qué decir de los campos magnéticos? Además, podríamos aprovechar la sinestesia artificial, alimentando la información de una modalidad sensorial para el procesamiento de otra. Podríamos oler los colores de un arco iris o escuchar el olor del café recién molido. Además, como sistema biológico, el nicho ecológico en el que podemos sobrevivir es muy reducido. Desprotegidos, necesitamos que las temperaturas ambientales se mantengan a unos pocos grados de nuestra temperatura corporal, una atmósfera respirable con una composición bastante específica, así como un suministro regular de agua y una mezcla muy compleja de elementos como nutrición, algo poco práctico para sobrevivir en el espacio, bajo el agua o en planetas lejanos.
Otro aspecto importante es que tendríamos una interfaz mucho más poderosa con recursos computacionales no cerebrales (ordenadores clásicos, ordenadores cuánticos, ...), lo que tendría un impacto masivo en nuestra forma de pensar.
Imagina que quieres construir un objeto complejo (como un robody o una casa). Lo ves claramente con tu ojo interior, pero los pasos necesarios para pasar de esta imaginación a un conjunto detallado de instrucciones contiene muchos cálculos, modelado, simulaciones, etc. Todas estas actividades se le dan muy mal a nuestro cerebro. Para eso hemos construido los ordenadores (y más recientemente la IA): como herramienta de apoyo para ampliar las capacidades de nuestro cerebro. Pero controlar estas herramientas es extremadamente complejo. Lo que queremos es transferir datos (el objeto imaginado) y preguntas sobre esos datos ("si construimos esto de madera, ¿aguantará?") de un sistema computacional (tu cerebro) a otro (tu PC). Para ello tenemos que traducir la representación de nuestro cerebro en algo con lo que el ordenador pueda trabajar (por ejemplo, un modelo en un programa de CAD). ¿Cómo? Formando un bucle cerrado de percepción-acción que consiste en mirar objetos físicos (pantallas) y crear señales eléctricas en otros objetos físicos (teclados, ratones). Las pantallas emiten luz de forma estructurada, que es captada por nuestros ojos, luego analizada en nuestro córtex visual y convertida en formas, símbolos, texto, significado, alimentando un modelo interno de cómo imaginamos que se comporta el software de CAD en función de los movimientos del ratón y las pulsaciones de las teclas. A continuación, predecimos qué acción acercará el estado actual del modelo en el software de CAD a nuestro objeto imaginado y qué movimiento de nuestro cuerpo es necesario para desencadenar esta acción. A continuación, movemos las manos y, de este modo, traducimos lo que imaginamos en algo con lo que el software puede trabajar para responder a nuestra pregunta inicial. Es un proceso muy ineficiente. Un cerebro cargado se limitará a imaginar y tendrá las respuestas a sus preguntas perfectamente integradas en el proceso de pensamiento. Así, si te preguntan cuál es el 10312º número primo, será tan fácil de responder como el 1+1.
Es muy difícil predecir cómo estos cambios fundamentales en nuestra experiencia de la realidad afectarán a la forma en que nos vemos a nosotros mismos, a la sociedad y al mundo. Yo esperaría que el período de transición -en el que sólo unos pocos se suben a la red- sea muy inestable.. Una carga que funcione creará un desequilibrio sorprendente en las capacidades y necesidades de los individuos, que va más allá de todo lo que hemos conocido hasta ahora. También dará respuestas a preguntas que muchos no quieren que se respondan, con grandes intereses sociales asociados... Las preguntas de la sociedad suponen, sin duda, un gran reto. Pero no los veo como "contras" de la subida, sino como síntomas que acompañan y que necesitarán una planificación sabia y previsora para ser resueltos.
Lo interesante de la IA actual es que arroja resultados inesperados que antes se creían imposibles. Antes de AlphaGo, las predicciones para que un programa informático venciera al mejor humano en Go estaban entre "20 años" y nunca. Esto es especialmente interesante, ya que las ideas fundamentales de la IA se conocen desde hace muchas décadas. Muestra lo malos que somos en la extrapolación. Dado el historial de extrapolación de las humanidades, no voy a opinar al respecto.
Sin embargo, creo que aún no hemos visto el verdadero valor de los enfoques actuales de la IA. Estoy muy entusiasmado con AlphaFold, que ha cambiado radicalmente nuestra forma de ver el plegamiento de las proteínas. Y seguiremos viendo muchos avances en este tipo de ciencia y métodos "aumentados por la IA". Esperemos que también se produzcan avances en las limitaciones actuales de la criogenia. Por lo tanto, veo un gran potencial positivo en la IA para nuestra sociedad.
Al mismo tiempo, también hay riesgos. El hecho de que la IA se encargue de la información (por ejemplo, en las redes sociales) polariza la sociedad: su objetivo es aumentar el tiempo que se pasa en una plataforma, y la respuesta más eficaz es crear cámaras de eco de pequeños grupos internos, lo que crea polarización como efecto secundario. O que el sesgo en los datos de entrenamiento está perpetuando la injusticia. O que la IA podría dejar obsoletos ciertos puestos de trabajo, desencadenando un reto de reconversión para la sociedad. Sin embargo, dado el gran número de juntas de IA y de esfuerzos de ética de la IA, creo que estamos viendo un mecanismo de autocontrol bastante eficaz de nuestra sociedad.
No creo que todos alcancemos la inmortalidad. Según mi experiencia, es una minoría absoluta la que quiere una duración de salud indefinida, y eso está bien. Creo que todos deberíamos poder vivir tanto tiempo como queramos, y no tanto como nos limite nuestra biología.
Cómo será el futuro no lo sé. Por supuesto, ha habido una gran cantidad de especulaciones en forma de literatura de ciencia ficción, películas, series y juegos, tanto utópicos como distópicos. Pero ya veremos cuál logramos crear. Sin embargo, aspirar a vivir indefinidamente es un motor moral muy fuerte para crear una sociedad en la que merezca la pena vivir, porque quién querría vivir indefinidamente en una distopía. Eso me da esperanzas de que será uno de los futuros utópicos.
Creo que veremos diferentes tipos de IA. Algunos estarán muy orientados a la tarea y se optimizarán para resolver correctamente una determinada tarea. Serán como máquinas y la coexistencia no es diferente a la actual: los humanos dictan el objetivo y la IA se optimizará para ello.
Luego habrá más IA parecidas a los humanos, donde la cosa se pondrá muy interesante, porque mi mejor comprensión actual de la conciencia es que es gradual, y será muy difícil trazar una línea clara entre la IA como máquina y la IA como ser. Sobre todo, porque hoy en día ya vemos que las IA inconscientes producen resultados que difícilmente podríamos detectar como hechos por máquinas, si se presentan sin el contexto.
No me preocupa especialmente que una IA gobierne la humanidad. Sea lo que sea esa IA, necesitará un sustrato computacional para funcionar y, como tal, aunque sea más inteligente que nosotros y se autoimponga, seguirá estando sujeta a las leyes físicas. Hay límites a su automejora. Me preocupa mucho más que los humanos abusen del poder de la IA para perjudicar a otros humanos. Por ejemplo, es bastante preocupante que la humanidad no se ponga de acuerdo para prohibir el armamento autónomo.
Para cada tecnología muy compleja, la gran mayoría tiene un conocimiento muy pobre de su funcionamiento y, por tanto, de sus verdaderos límites, peligros y potencialidades. A menudo tampoco es sencillo predecirlo ni siquiera para los expertos más estudiados en la tecnología. Como hay tantas tecnologías complejas, sólo se puede tener una comprensión decente en muy pocas de ellas. Así que lo que ocurre es que para la mayoría de las tecnologías todo el mundo tiene que confiar en simplificaciones extremas, rumores, sueños/temores y escenarios destacados de lo mejor/peor comunicados por otros y no en nuestra propia comprensión para evaluarlos. Esto da lugar a una opinión pública formada por aquellos que consiguen captar la mayor atención. Esto es especialmente pronunciado en el caso de la IA, ya que combina una tecnología extremadamente compleja con un impacto potencialmente ilimitado pero imposible de predecir y una definición vaga de lo que es la "IA" en primer lugar (de acuerdo a mi experiencia, lo que generalmente se asume como "IA" no es lo que realmente es y hay muchas ideas erróneas y expectativas sobreinfladas). Siendo esta la receta perfecta para los grandes sueños y los temores por igual.
Otro aspecto que impide que se corrijan estos conceptos erróneos es que la gran mayoría no entra en contacto directo con la IA, sino con artefactos influidos por ella en el mejor de los casos. Un feed de redes sociales curado, un chatbot que responde a su solicitud de asistencia, asistentes de voz... la influencia de los algoritmos de aprendizaje es sutil y las mejoras, graduales. Además, los servicios suelen empezar por debajo de lo esperado, donde unos pocos entusiastas los adoptan y sólo con el tiempo se convierten en buenos. Para entonces ya nos hemos acostumbrado a ellos (¿o es que todavía crees que la capacidad de Amazon Alexa para entender tus órdenes es mágica?) La gran mayoría de la IA es invisible y solo nos enteramos de ella, cuando algo sale lo suficientemente mal como para ser noticia.
Por esa dinámica, creo que seguiremos viendo cómo crece lentamente la preocupación y aumenta la adopción y la normalización al mismo tiempo.
Creo que el motor más fuerte de la igualdad ha sido la digitalización en general. No importa lo rico que seas, el mejor teléfono que puedes comprar es un iPhone o un teléfono Android, y todos tenemos casi la misma suscripción a Netflix. Internet, su disponibilidad omnipresente y la reproducción de datos sin esfuerzo y sin coste, han reducido las desigualdades. Las cosas a las que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo de ocio tratan a todo el mundo de forma relativamente igual. Esto también ha llevado a una oferta más diversa, ya que estoy descubriendo, por nombrar una, películas de ciencia ficción asiáticas, ya que una IA me las sugiere.
No estoy seguro de cómo la IA puede crear una sociedad más igualitaria a nivel fundamental. Mientras que el progreso científico general, y esto incluye el progreso "aumentado por la IA", elevará la calidad de vida en general, la IA es sólo una pieza del rompecabezas en esto.
Vivimos tiempos sin precedentes. Una pandemia, el inminente cambio climático... estamos siendo retados como especie. Siento que, como humanidad, carecemos de una narrativa conjunta hacia la que mirar. Un futuro que queramos construir y en el que queramos vivir. Me gustaría que todo el mundo imaginara ese futuro y empezara a construirlo, afrontando y abrazando estos retos, en lugar de ignorarlos durante el tiempo que sea posible.
La charla de Rafael en Biostasis2021 fue sin duda una de las más esperadas y quizás controvertidas de toda la conferencia. Habló de la gestión del patrimonio mientras se está en criostasis. De hecho, cuando los pacientes son declarados legalmente muertos, pierden la propiedad de sus bienes. ¿Qué estrategias podríamos utilizar para tratar de acumular riqueza que nos pueda ser devuelta tras la reanimación? Si quieres saberlo, consulta la ponencia completa en el siguiente vídeo.
La inteligencia artificial está cambiando el mundo en el que vivimos. Todos los campos, desde la sanidad, el transporte, la agricultura y el entretenimiento, por nombrar algunos, están implementando algunas soluciones de IA. Estamos en el inicio de una revolución tecnológica.
¿Qué increíbles posibilidades nos dará el desarrollo de la IA? ¿Cómo afectará al campo de la criónica en concreto? ¿Podría tal vez ayudar a la reintegración de los miembros tras su reanimación?
Si tú, al igual que nosotros, quieres ver lo que ocurre en el futuro, únete a Tomorrow. Si tienes alguna pregunta sobre Biostasis, no dudes en programar una llamada con nosotros.
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