Optar por la criopreservación suele significar elegir de forma diferente a todos los que te rodean. Esto crea un tipo específico de dificultad psicológica distinta de las cuestiones técnicas o económicas. Es una decisión que tu familia puede no entender, de la que tus amigos pueden burlarse y que tiene un coste social real en el presente. La elección también te obliga a examinar honestamente tus propias motivaciones: ¿huyes de la muerte o corres hacia algo? ¿Es egoísta o se trata de un encuadre confuso? Y está la incómoda cuestión de la continuidad: si tienes éxito, puede que te despiertes en un mundo en el que todos los que conocías hayan desaparecido. Este tema te ayuda a sentarte con esa soledad y a averiguar si puedes tomar esta decisión auténticamente por ti mismo, independientemente de las pruebas sociales o de la comodidad del consenso.
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